miércoles, 24 de abril de 2024

LAS PREGUNTAS Y LAS RESPUESTAS: PALESTINA E "ISRAEL"

 ¿Qué es Palestina?

Palestina es un espacio geográfico situado en Asia Occidental, con costa en el Mediterráno Oriental. Es el hogar histórico de los palestinos, un pueblo árabe y semita. Es la región donde nació Jesús, venerado tanto por cristianos como por musulmanes.


 

¿Por qué hay guerra en Palestina?

Palestina, como tantas otras regiones y pueblos del mundo, padeció y padece el colonialismo y el necolonialismo occidental. Esto es: el sometimiento de los pueblos y el dominio imperial de territorios por parte de las potencias colonialistas de Occidente. Debido a esta situación de opresión es que hay permanente conflicto en Palestina. Sucede que los ladrones occidentales, que hoy son lo que Jesús en su tiempo llamó “los mercaderes del templo”, roban tierras y recursos a los palestinos y pretenden esclavizarlos, y los palestinos luchan para evitarlo y para recuperar lo que les han robado.

¿E Israel, qué es?

Israel es el nombre de un reino de la Antigüedad en la región de Palestina. Pertenece al acervo histórico de Palestina.

El denominado “estado de Israel” es algo totalmente diferente: es una entidad neocolonial que toma el nombre de Israel para legitimarse pero que no tiene nada que ver con ese reino de hace más de dos mil años.

El “Israel” de hoy, lisa y llanamente, es un aparato de choque, un aparato militar terrorista, implantado en Palestina por el colonialismo occidental para poder ejercer el poder en esa geografía y proyectar el poder de Occidente Colectivo hacia toda Oriente Próximo, región geopolíticamente crucial por su ubicación nodal respecto de Eurasia, África, el Mar Mediterráneo y el Océano Índico, y muy codiciada por sus recursos energéticos, básicamente el petróleo y el gas. Este burdo aparato terrorista llamado “Israel”, organización para ejercer la violencia opresora, necesita una narrativa, un relato histórico, un mitología, para poder manipular al mundo y a las masas desprevenidas y encubrir la verdadera naturaleza vil que lo constituye.

¿Pueden explayarse un poco más?

Esto es el modus operandi del Anglosionismo.

Respondiendo a la inquietud planteada: sucede que a principios del siglo XX el Imperio Británico (en realidad el capital financiero occidental, sujeto conductor y vertebrador del neocolonialismo), practicando su política imperialista, expansionista, invasora y depredadora, conjuró la invasión de Oriente Próximo, donde también se encuentra Palestina. Si malignos son los objetivos perseguidos, malignos serán los métodos empleados: los británicos aplicaron el arsenal de prácticas desleales y traicioneras que son propias de los opresores.

Por ejemplo: a los pueblos árabes que intervinieron en la lucha contra el Imperio Otomano, Imperio que hasta la Primera Guerra Mundial (que ocurrió entre 1914 y 1918) dominaba Palestina, se les prometió la constitución de un estado nacional independiente en la región a cambio de su oposición a los otomanos, que eran enemigos de Gran Bretaña en esos momentos.

Obviamente, los británicos no cumplieron las promesas que había hecho su agente Lawrence (al que la propaganda imperial llama “de Arabia”) a los insurrectos y el Tratado de Sykes-Picot estableció la repartición de Oriente Próximo entre Gran Bretaña y Francia luego que los otomanos fueron derrotados. Tal como hizo Estados Unidos cuando los cubanos, a fines del siglo XIX y principios del XX, conquistaron con sangre su independencia de España, apropiándose del triunfo patriota anexando en la práctica Cuba a los Estados Unidos (hasta que el movimiento patriótico revolucionario castrista liberó Cuba), así traicionaron las potencias occidentales las promesas que ellas les hicieron a los pueblos árabes en la Primera Guerra Mundial.

De esta forma, el Tratado Sykes-Picot (1915-1916) entre Francia y Gran Bretaña negó el estado nacional a los árabes y, al mismo tiempo, la Declaración Balfour (1917), dirigida por el ministro de relaciones exteriores británico Arthur James Balfour al usurero internacional y magnate Lionel Walter Rotschild, hacía exactamente lo contrario a favor de los europeos: prometía a la fracción dominante del capital financiero occidental el implante británico de un estado neocolonial cliente en Palestina. A su vez, el movimiento supremacista denominado “sionismo” ya venía luchando de manera explícita y abierta por dicho fin, con una narrativa inventada al efecto. Esta narrativa tiene el fin de “predestinar” a los colonizadores europeos, que nada tenían que ver con ningún derecho legítimo sobre Palestina, una tierra perteneciente a los pueblos árabes.

El eslógan sionista de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” expresa justamente la mentira de que Palestina es “una tierra sin pueblo”. Es realmente cómico este eslógan sobre que la tierra donde están... ¡los lugares santos de tres de las más conocidas y difundidas religiones monoteístas de la humanidad sea... una “tierra sin pueblo”!!! Este eslógan no resiste ningún análisis.

Sin ir más lejos, el propio actual presidente de los Estados Unidos de América, el sionista Joe Biden, lo dijo claramente hace algunas décadas: “si ‘Israel’ no existiera, deberíamos inventarlo”. ¡Es lo que, justamente, hizo el Imperio Británico!!!

Es así como, de la misma manera en que se imponen como “verdades históricas” fantasías difundidas por el aparato cultural del imperialismo, así es como se fue ejecutando el plan de neocolonización de Oriente Próximo por parte de los británicos, estadounidenses y sionistas en general. Sobre la base de mentiras y... violencia terrorista.

 ¿Qué es el sionismo?

El sionismo es un movimiento supremacista que, como tal, define la superioridad intrínseca de una específica clase de seres humanos por sobre los demás seres humanos. Se llama así, sionismo, porque promueve, para sus fanáticos, que ellos deben volver a la fortaleza (Sión) que, según la mitología del Antiguo Testamento, conquistó el rey David.

Los sionistas suponen que hace miles de años sus “antepasados” fueron expulsados de unas tierras en Palestina y que, por lo tanto, deben volver. Este mito no resiste ni el menor análisis histórico ni el menor análisis genealógico. Sirve como justificación para las acciones de invasión de los supremacistas en Palestina.

Todo invasor, todo imperialista, al no tener ninguna justificación moral objetiva para llevar adelante la opresión, debe inventar un relato autojustificatorio, una “historia”, hablando en criollo un chamuyo, para manipular a los desprevenidos y para reclutar a otros codiciosos para el latrocinio. En el caso del sionismo, este chamuyo “moral” plantea que la acción rapaz es un deber histórico, una necesidad de irredentismo.

Respecto del supremacismo en general podemos afirmar algo que a esta altura de la madurez de la humanidad no debería abrigar ninguna duda: todos los seres humanos somos creados iguales. Lo demuestra la ciencia y el sentido común, y además está consagrado en numerosos textos constitucionales y jurisprudencias. De hecho, esa verdad evidente está consagrada en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776, referencia general de numerosos movimientos libertadores y revolucionarios de esa época.

Sin embargo, para los supremacistas esto no es así. Los supremacistas retuercen la lógica y directamente afirman que ellos son superiores a los demás, porque algo (ellos le dicen “dios”; puede ser cualquier otra palabra) los ha elegido. El carácter satánico del supremacismo radica en el hecho de que, asignándose una superioridad intrínseca sobre sus semejantes (que son creados iguales) se ponen en el lugar de Dios, o de la universalidad, cuando es absolutamente evidente que el ser humano es una parte del universo, una parte contenida en un contexto superior a ella, como no puede ser de otra forma.

Los supremacistas pretenden que el mundo gira alrededor de ellos y nada los limita, y entonces todo lo demás tiene que estar a su servicio. Es imposible, desde todo punto de vista lógico, que un ente con límites pueda ser superior a los límites que lo definen.

Claramente, el supremacismo podría categorizarse como un trastorno mental clasificable dentro de las patologías del egocentrismo. Las consecuencias de los actos de estos trastornados mentales son devastadoras, ya que persiguiendo su quimera totalitaria no son más que instrumentos ciegos para la destrucción del prójimo. La masacre que están llevando adelante los sionistas hoy en Palestina atestigua de manera elocuente esta afirmación.

Este supremacismo sionista tiene características muy propias, singulares, que la diferencian de otros supremacismos. Cuando alguien piensa en un sionista es muy probable que asocie a estereotipos de “judíos”, ya que el sionismo, en su manipulación, principalmente ha usado como estandarte esa identidad y ha construido al “estado de Israel” como un ente teocrático de una religión que, en su versión sionista, es claramente supremacista. Por lo tanto resulta muy comprensible que las personas sensibles a las injusticias asocien lo “judío” con lo genocida y lo supremacista. No hacerlo requiere un esfuerzo de disquisición concreto ya que “Israel” es hoy el exponente más gráfico y característico de la práctica genocida propia de Occidente.

Desde el punto de vista del racismo, el sionismo poco tiene que ver con cualquier estereotipo fisonómico. El sionismo no es el supremacismo de una nación. Ni siquiera de un pueblo o una raza. Es el supremacismo del capital financiero de Occidente. Todo aquel que sirve a la dictadura del capital financiero occidental, con su modelo usurario y depredador, es un sionista y participa de alguna manera de esa conspiración traidora. En síntesis, podríamos decir que el sionismo es la religión supremacista del capital financiero de Occidente.

Por eso es que hay sionistas cristianos, como Biden; sionistas judíos, como Netanyahu; y sionistas ateos, como Teodoro Herzl, el más referenciado fundador del movimiento sionista.

Y el sionismo es inseparable del capital financiero occidental porque, de ser “Israel” un destacamento de choque para la conquista del Asia Occidental, este destacamento ha pasado a ser el símbolo de Occidente ya que constituye su vanguardia militar en esa región nodal del mundo. El problema para Occidente aquí es que, si militarmente éste tiene en “Israel” a su exponente más calificado y hoy “Israel” ha perdido su capacidad militar y está desbordado por la resistencia de los oprimidos; todo eso significa que Occidente en su conjunto se encuentra en bancarrota. La presente guerra en Gaza y toda Palestina demuestra definitivamente que “Israel” sólo es capaz de realizar masacres pero no es capaz de vencer la resistencia militar de oponentes militares, de pares. Están demostrando palmariamente al mundo lo que “Israel” es: una organización criminal, un conjunto de terroristas, capaces de torturar y matar de las formas más bárbaras imaginables, y de asesinar aún a su “propia” gente con tal de perpetuarse en el poder la camarilla de turno. Pero eso es lo que es el imperialismo occidental. “Israel” no es más que el monstruo más feo prohijado por el Occidente colonial y neocolonial.

Anteriormente dijeron “anglosionismo”, y no sionismo a secas. ¿Por qué?

Porque el Imperio Británico ha sido el núcleo imperialista más capaz en los últimos cuatrocientos años y siendo los Estados Unidos el relevo del Reino Unido cuando la monarquía británica entró en decadencia, se suele utilizar anglosionista para dar una referencia histórica más concreta al supremacismo sionista en su íntima y consustancial relación con el Imperio Británico y Estadounidense, ambos sumamente relacionados entre sí.

Por supuesto que dentro del sionismo hay facciones diferentes, hay contradicciones serias, todas las cuales lo son respecto del nivel de agresividad que este supremacismo debería tener. Los sectores más fanáticos son los más belicosos y los que menos sentido de la realidad tienen. Creen que sus planes son factibles, pero por llevarlos a cabo todo el sionismo será derrotado de una manera más categórica e irremisible, como está sucediendo hoy en Palestina. El egocentrismo es por definición antisocial. Por su carácter antihumano y antisocial los supremacismos no tienen destino. El sionismo, como supremacismo que es, tampoco tiene destino viable, ya que, aún en la hipótesis de que pudiera pervivir un tiempo, su propia lógica, sólidamente individualista, lo lleva a la disgregación.

Es por todo esto que las concepciones colectivistas, que ponen el acento en la comunidad humana, en la humanidad de destino compartido -en contrario a la pontificación de alguna nación o religión en particular como “elegidos” destinados a la opresión de los demás- son las que tienen verdadero destino histórico. El grado de desarrollo de la humanidad impone que se transite un destino común gestionado de manera constructiva por comunidades con concepciones altruistas o, caso contrario, los sectarios delirantes provocarán la destrucción de gran parte del mundo o de su totalidad ya que, si se impusiera el supremacismo, éste no haría más que inaugurar más guerras y subdivisiones, en una lucha interminable.

¿Qué responden a la acusación de “antisemitismo”?

Una de las técnicas más desarrolladas por los desvergonzados, por los que no tienen códigos, es cometer crímenes y al mismo tiempo ponerse como víctimas. El anglosionismo invierte constantemente los términos de las cosas. En Palestina, asesinar en masa a población civil, a niños, ancianos, mujeres, es “derecho de autodefensa”. La psicosis anglosionista postula que todo lo que haga cualquier supremacista estará bien, será moral, y todo lo que haga cualquiera que se oponga a los designios prepotentes y arrogantes de los supremacistas será inmoral.

Así sucede que el anglosionismo tiene varios adjetivos descalificativos, difamatorios, en su caja de herramientas malignas. Si una persona es solidaria con los palestinos (que indudablmente son semitas), será calificada de “antisemita” por los histéricos sionistas, que sufren ataques de ira cuando descubren que el mundo gira y existe mucho más allá de sus caprichos satánicos.

Confiamos en que la Humanidad será capaz de deshacerse de este cáncer que tanto mal le hace a todos.

¿Cuál es la situación actual en Palestina?

La situación actual es muy dolorosa debido a las masacres de los cobardes sionistas, pero al mismo tiempo muy auspiciosa debida a la firmeza y la lucha tenaz de los que resisten, que están derrotando a los invasores.

La operación “diluvio de Al-Aqsa”, conjuntamente con la guerra de Rusia contra la OTAN en Ucrania, han desencadenado una serie de sucesos que están poniendo en la defensiva estratégica a Occidente en general y a “Israel” en particular. Toda la configuración anglosionista está colapsando. No sólo en lo militar, sino en lo social, industrial, tecnológico... Las sociedades anglosionistas son antros del vicio y la corrupción. El consumo de drogas, la proliferación de vicios y crímenes es algo que caracteriza a las sociedades de Occidente, a tal punto que la propaganda de Hollywood y del aparato cultural anglosionista casi no hace otra cosa que promover masivamente el reviente.

Volviendo a Gaza, los terroristas de “Israel” no han logrado ninguno de sus objetivos: no lograron controlar el territorio ni expulsar de él a los palestinos, sólo realizaron terribles masacres que han hecho que “Israel” sea repudiado masivamente; no han logrado eliminar a la resistencia islámica; y finalmente las unidades de combate más avanzadas de “Israel” (como la Brigada Golani) han sido derrotadas con grandes pérdidas, debiendo retirarse de Gaza. En otros territorios como Cisjordania la Resistencia realiza operaciones de manera constante. En el Norte, en la frontera con El Líbano, Hezbolá está asediando de manera persistente a la entidad ocupante, provocando que las colonias sionistas estén evacuadas. Al mismo tiempo, la Resistencia palestina no deja de bombardear Tel Aviv y otras ciudades de “Israel”. Por su parte, Ansarulá, de Yemen, ha logrado bloquear el tráfico marítimo hacia “Israel” a través del mar Rojo, obturando el estrecho de Bab El-Mandeb. En Irak se están atacando las bases estadounidenses. La asediada Siria se mantiene firmemente en pie. Es decir que “Israel” está en una situación cada vez más comprometida y los Estados Unidos y Occidente en general no están en condiciones de protegerlo con efectividad, a pesar de la cantidad de municiones y pertrechos bélicos que le entrega a su fuerza de choque israelí.

¿Cuál es la posición de la OLA?

Indudablemente que nuestra posición, como organización nacionalista y justicialista, es de lucha antisionista.

¿Y qué relación tiene esta postura con Argentina?

Es muy sencillo: ¿Quién nos usurpa Las Malvinas? ¿Quién, después de invadir dos veces, procedió a una tercera? ¿Quién hundió el crucero General Belgrano? ¿Quién violó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca en contra de Argentina? ¿Quién hundió el submarino argentino ARA San Juan en zona de conflicto? ¿Quién impuso el tratado de Madrid? ¿Quiénes resultaron encubridores demostrados de los atentados a la AMIA y la embajada de “Israel”? ¿Quién inventó el chamuyo de la deuda externa para robarnos sistemáticamente? ¿Quién logró, a través de su alianza con agentes internos, garantizarse la libre circulación de nuestros ríos interiores? ¿Quiénes saquean la Argentina y explotan a nuestro pueblo? ¿Quiénes conspiran permanentemente contra el pueblo argentino?

En todo lo que es contra Argentina está metido el anglosionismo. El anglosionismo es enemigo de nuestra Patria. No se puede querer a la Argentina y no estar enfrentado al anglosionismo. Quien no enfrenta a los enemigos de Argentina no la quiere verdaderamente. Y no defender la Patria es traicionarla.

De hecho, el actual presidente Javier Milei, devoto de una secta anglosionista, está llevando adelante un ataque claro y decidido contra nuestro país. Ha puesto la bandera de remate al territorio nacional, promueve el saqueo de nuestros bienes comunes y pretende someter en la mayor esclavitud y misera al pueblo. El mega DNU y la ley ómnibus son un ataque en toda la línea contra la Argentina y nuestro pueblo.

El estado terrorista de “Israel”, los Estados Unidos y el Reino Unido de Gran Bretaña están unidos en el saqueo y la depredación de Argentina. El anglosionismo, desde el comienzo mismo de nuestra historia como nación, es enemigo existencial de la Argentina. No puede existir una Argentina potencia, digna y soberana, sin vencer a los ladrones anglosionistas.

¿Y cómo se puede vencerlos?

En la medida en que vaya creciendo la conciencia de que la independencia nacional y la justicia social son objetivos de lucha imprescindibles y dignos, y en la medida en que vaya creciendo la conciencia de que la Humanidad tiene un destino compartido, que todos somos hermanos.

Por supuesto que hablamos de una conciencia práctica, que se manifiesta en organización, estrategia, programa, propuesta, hechos, valores en acción. Disposición, determinación, paciencia, sacrificio, trabajo y valentía. Sin todo esto, no hay destino. Y el camino sin dudas es revitalizar el movimiento nacional, con programa,nacional y política nacional. Una cultura del encuentro, tal como decíamos más arriba, pero sostenida en una firme y decidida cultura de la resistencia.

El supremacismo es un satanismo que sólo trae discordia, dolor y guerras a la Humanidad. El anglosionismo es un supremacismo, por lo tanto un satanismo. La victoria sobre este mal será un salto de dimensiones colosales hacia el reencuentro de los seres humanos con su más pura esencia altruista. Un mundo mejor es posible. Y una Argentina soberana podrá hacer su aporte para lograrlo.

Publicación original: 10 de Enero de 2024

 

martes, 23 de abril de 2024

MARCHAMOS POR LA UNIVERSIDAD PÚBLICA PARA EL PROYECTO NACIONAL

Ante un gobierno nacional que actúa de manera claramente hostil hacia todo lo argentino y hacia todo lo que son los derechos del pueblo, lo que en el caso de la Universidad Pública es directamente la pretensión de eliminarla, desde la OLA convocamos a participar, en las plazas y espacios públicos en todo el país, de la gran movilización en defensa de la Universidad Pública, para el Proyecto Nacional.

 

¡La Patria no se vende, se defiende!


 

lunes, 22 de abril de 2024

EL PROGRAMA DE CINCO PUNTOS. LUCHA POLÍTICA Y PROFUNDIDAD ESTRATÉGICA

Introducción

El programa de 5 puntos que impulsamos desde la OLA es una guía para la acción política, para el debate en el seno del movimiento popular, para la formación de los hermanos y compañeros, y del pueblo en general, y por supuesto, para la construcción y consolidación de nuestra propia identidad y cultura orgánica. No es un programa de gobierno, puesto que nuestra organización no se ha impuesto a sí misma, en esta etapa ni momento histórico, la misión de acaudillar a todo el pueblo tras su liderazgo para gobernar.

Por principio y convicción, nuestra organización no es partidista, sino movimientista: no concebimos al Proyecto Nacional como resultado de una lucha facciosa por el poder coronada por la imposición al conjunto de la sociedad de nuestras propias ideas y propuestas en función de Estado, sino como la resultante de un proceso de concientización y movilización política, social y cultural, del conjunto de las fuerzas nacionales y populares con responsabilidad, voluntad e incidencia, en la construcción de un país con soberanía y justicia social.

Es éste movimiento nacional (que excede por lejos a las organizaciones, partidos y expresiones sociales realmente existentes que lo nutren) la fuerza vital desde la cual se convoca y se construye, la necesidad y la posibilidad, de un nuevo proyecto nacional de todos los argentinos, no los partidos ni las organizaciones.

Por otro lado en términos de caracterización, partimos de la consideración de que el movimiento nacional no se encuentra a la ofensiva, de cara a ser gobierno; sino a la defensiva y en desbandada, urgido de reorganizarse en base a un criterio estratégico sólido, desde el cual pueda ponerse un “piso” al fracaso del Frente De Todos y la dirigencia que lo concibió y sostuvo, para preparar la resistencia a un enemigo, que si bien está relativamente conflictuado, trabaja firmemente por mantener la iniciativa y barrer violentamente con toda posibilidad de reconstrucción política popular.

El movimiento nacional no se encuentra en proceso de desarrollo y consolidación sino inmerso en la confusión, con falta de una estrategia común, de un horizonte común y, lógicamente, de un liderazgo unánimemente reconocido y efectivo.

Esta convicción movimientista, y la caracterización que hacemos acerca de la situación concreta por la que atraviesa el movimiento nacional y sus desafíos derivados, hace inconducente la discusión y la puesta en común de un detallado programa de gobierno: el movimiento nacional no está en condiciones de preguntarse cómo va a gobernar ni los medios ejecutivos y legislativos qu deberá arbitrar para hacerlo; sino bajo que signo se va a reorganizar para resistir la ofensiva liberal en curso, y en base a qué modelo de sociedad y de país va a reconstruirse para frenar la ofensiva del enemigo, retomar la iniciativa, y recuperar la capacidad de convocatoria al conjunto de los argentinos.

Una vez quebrada la ofensiva del proyecto reaccionario de reconversión globalista y segregacionista del enemigo, con todos tirando para el mismo lado y mirando hacia el mismo horizonte, ahí sí será necesaria y hasta prioritaria si se quiere, la síntesis y elaboración de un programa de gobierno del movimiento nacional y popular, teniendo en cuanta la realidad del país que recibamos, su situación, capacidades, condiciones, instrumentos disponibles, etc.

Desde la OLA tenemos como norma no vender humo para ganar simpatizantes, fama o tener masa de maniobra para negociar kioscos, sino que asumimos la responsabilidad de promover un proceso de educación política popular profundo, capaz de facilitar la recuperación para la comunidad, del protagonismo y la participación en la lucha política.

El pueblo sufre y la patria está seriamente en peligro, necesitamos orientaciones concretas para reconstruir el movimiento nacional, darle un orden común, un horizonte común, posibilitar la emergencia de una conducción que lo exprese, y resistir hasta rehabilitar las condiciones que nos permitan disputar el gobierno para establecer un proyecto nacional.

El programa de 5 puntos entonces, es una herramienta para la lucha y la construcción política. Refiere a nuestra visión de lo que consideramos las orientaciones fundamentales de la recuperación de soberanía y de la arquitectura estratégica del poder de un nuevo proyecto nacional, en lo político institucional, en lo económico, en lo social, en lo militar y cultural.

No quiere decir que ese deba ser el programa estratégico del movimiento nacional, sino que lo entendemos como nuestro aporte a la construcción del programa común del movimiento nacional, que lógicamente irá con el tiempo fraguándose como resultante de la dinámica de fuerzas en su seno, con sus matices, acuerdos y desacuerdos.


 

Los 5 puntos para el Proyecto Nacional

1-Diálogo Nacional Vinculante para el Proyecto Nacional

El primero de esos puntos, refiere a la necesidad imperiosa de convocar a un amplio dialogo nacional, político, social y productivo, de carácter vinculante y permanente para el Proyecto Nacional. Los llamados al “diálogo nacional” para la construcción de “consensos básicos perdurables a través de los gobiernos” (muchas veces llamados “políticas de Estado”) ya son parte del folklore de la clase dirigente argentina, que desde la política, los sectores productivos, sindicales, sociales, culturales, etc, pujan por su participación en el modelo de desarrollo.

En principio este gran acuerdo nos parece muy noble, pues las mayorías nacionales requieren para su proyecto de vida y realización, un marco de estabilidad y previsibilidad, con objetivos y compromisos pesables y medibles que queden claros para todos los sectores.

Sin embargo, lo que suelen ocultar bajo todo este gastado palabrerío, es justamente el carácter del régimen resultante de esos acuerdos. Los “consensos” del conjunto de la dirigencia con los enemigos de la nación, los saqueadores y los hambreadores del pueblo, solo serán posibles si se contempla tanto en el diseño institucional como en las políticas de fondo, sus intereses antinacionales y antipopulares, desde el vamos contradictorios y hasta opuestos a un proyecto nacional para todos los argentinos.

Por eso, nuestra convocatoria a un amplio diálogo nacional tiene un primer aspecto condicionante: es un diálogo para el Proyecto Nacional, no para la negociación de los márgenes de administración de la colonia. Y desde ya que este diálogo para el Proyecto Nacional requiere que los acuerdos sean de efectivo cumplimiento, tanto en cuanto a los derechos como a las responsabilidades asumidas por cada sector de la vida nacional, y es por eso que nosotros le agregamos el concepto de “vinculante”.

Porque la experiencia de nuestro país nos indica que las palabras se las lleva el viento, y que es sumamente necesario que el incumplimiento o la negativa sectorial o corporativa a aportar responsable y solidariamente al desarrollo nacional debe ser penalizada en diversos modos o grados, de acuerdo a su origen y consecuencias, tanto a nivel político como a nivel económico, social y legal, incluyendo el administrativo.

Sí queremos iniciar un camino sinuoso y lleno de desafíos, pero firme y perseverante, hacia un Proyecto Nacional de todos los argentinos, necesitamos que ese diálogo sea serio y profundo, es decir, amplio, representativo de la sociedad real, verdaderamente federal y vinculante, que impida la posibilidad de que algunos vivos “saquen los pies del plato” por priorizar sus compromisos con agencias exteriores, por cálculos sectoriales o por mero oportunismo mezquino político-electoral.

Esta convocatoria que proponemos, no está planteada de forma libre y a agenda abierta, lo cual la condenaría al fracaso desde el vamos, sino públicamente condicionada a la construcción de un modelo argentino de más soberanía y justicia social, con el conjunto del pueblo participando y custodiando la naturaleza de los acuerdos.

De esta manera, cuanto más profundos, extendidos y respetados resultaren los compromisos alcanzados, menor será la necesidad de la intervención pública, estatal y popular, en los asuntos del desarrollo.

El “Diálogo Nacional Vinculante para el Proyecto Nacional” que proponemos desde la OLA persigue el objetivo fundamental de consolidar y expandir el poder político de la nación, aislando a los enemigos del pueblo, neutralizando a los hipócritas, y convocando al debate y la movilización social extendida alrededor de los problemas nacionales fundamentales: modelo económico, modelo social, régimen institucional, y seguridad y defensa nacional.

2-Nacionalización del comercio exterior

El segundo punto de nuestra propuesta, es avanzar en la nacionalización del comercio exterior.

Hay que tener en cuenta que el crecimiento, la reindustrialización, la creación de empleo y la distribución de la riqueza, así como el mejoramiento de la infraestructura soberana y los planes de desarrollo e independencia tecnológica, necesitan de financiamiento, cuyo combustible, si no queremos endeudarnos más y en peores condiciones, es el comercio exterior. Ahí están los dólares genuinos que recaudamos vía exportaciones de bienes y servicios, así como los dólares que gastamos vía importaciones para el consumo y la producción. El que tiene la manija de esta puerta giratoria decide en buena medida quién gana y quién pierde, que sectores se desarrollan más rápido y cuales se hacen inviables, adonde se orienta el grueso de las inversiones y donde se despromueven o desploman. Hoy ese resorte fundamental para el desarrollo del país, está mayoritariamente en manos del capital financiero trasnacional, lo cual es absolutamente intolerable e inaceptable.

La recuperación del control del comercio exterior sobre determinados sectores estratégicos de la economía (principalmente de productos primarios y sus derivados) es condición impostergable para poder parar la pelota y establecer las bases de un nuevo modelo de país. Mientras el flujo de las riquezas nacionales sea controlado y administrado por un puñado de multinacionales, representación hegemónica del capital financiero en el dominio colonial de nuestro país, será imposible facilitar el ahorro nacional, la sostenibilidad financiera, la orientación de la inversión productiva y la planificación del modelo de desarrollo.

Nacionalizar el comercio exterior, si bien permite disputar y regular renta, la principal ventaja que ofrece es la posibilidad de recuperar la capacidad de planificación del proceso económico, ya que hoy es el capital financiero, el "mercado mundial", es decir un puñado de empresas multinacionales, las que deciden que se produce, como se produce, donde, quien y con qué niveles de renta en toda la cadena. Quien gana y quien pierde en la Argentina y bajo qué condiciones.

Si nuestro país no tiene control de las divisas que genera, ni del ritmo y naturaleza de sus inversiones, ni de las principales variables fundantes de su modelo de desarrollo en general, difícilmente podamos establecer un criterio realista de cómo abordar los problemas derivados, como la deuda, la distribución de la propiedad y la renta nacional, el abastecimiento energético, el carácter de los servicios públicos, o la industrialización complementaria y sustitutiva, etc.

La mera redistribución de retenciones, por ejemplo, no altera en absoluto el férreo control del capital financiero sobre las riquezas del campo argentino, por lo cual nuestra indecisión de recuperar la palanca fundamental de la planificación del proceso económico, nos lleva a la consecuencia directa de terminar priorizando un enfrentamiento social y político interno con sectores productivos del país, por sobre la convocatoria a la construcción de una voluntad nacional homogénea frente a la posición dominante de los fondos de inversión y usura internacional.

El diálogo nacional que planteamos en el primer punto es, entre otras cosas, un instrumento para la promoción de la integración virtuosa de los sectores nacionales en el modelo de desarrollo: los movimientos del trabajo y la producción con criterio nacional son junto al Estado (es decir, la ación políticamente organizada) la fuerza directriz alrededor de la cual deberá erigirse el modelo argentino.

Y es bajo este esquema que pensamos la nacionalización del comercio exterior: no el control estatal por imposición facciosa-partidista (que por naturaleza es transitoria) sino como resultante de los compromisos asumidos por la Comunidad Organizada convertida en voluntad nacional (acuerdos de largo plazo).

Desde la OLA vemos una posibilidad histórica, siempre en el marco de un diálogo y compromiso nacional, de restablecer un proceso racional y beneficioso de asociación entre los productores y el estado en los marcos de una nueva agencia participativa, sobre la base de la recuperación del control del comercio exterior hoy en manos extranjeras, y para decirlo sin vueltas, de la recuperación de las capacidades de planificación soberana, responsable, constructiva y conjunta de la economía en áreas estratégicas que son asunto de seguridad nacional.

Ahora bien, ¿alguien en su sano juicio puede pensar que el capital financiero (con sus instrumentos globales, estatales y paraestatales), y sus aliados en el país (económicos, políticos, sociales, institucionales, mediáticos, etc) van a dejar sin más que los argentinos recuperemos nuestra soberanía económica, productiva y financiera? ¿Qué van a aceptar el nuevo régimen político y social de unidad nacional permitiendo su libre desarrollo porque son respetuosos de la autodeterminación de los pueblos, la institucionalidad y los derechos humanos?

Muy por el contrario: los enemigos de la Argentina y de las naciones utilizarán todos los recursos a disposición para la desestabilización y la derrota del proyecto nacional.

El primer obstáculo lo podemos resolver con el diálogo nacional vinculante, consolidando el poder político del proyecto nacional. Pero el segundo es la guerra económica.

La nacionalización del comercio exterior no es un hecho administrativo, conjunción mágica de leyes y decretos. Es un hecho político, de fuerza, que busca la recuperación de la independencia económica de la nación y el desplazamiento de las multinacionales del control del proceso productivo, que implicará sin ninguna duda su feroz resistencia y por lo tanto, la merma y la complicación transitoria de nuestro comercio con el mundo y la propia producción de bienes y servicios básicos en nuestro país.

Todos los países con voluntad nacional dispuestos a enfrentar de una u otra forma la hegemonía anglo-estadounidense y corporativa, se han enfrentado y se enfrentan a duras guerras económicas y sanciones que dificultan la obtención de divisas y la realización de las inversiones necesarias para que la economía de las naciones funcione con normalidad. El objetivo prioritario de estas sanciones y boicot al desarrollo, es justamente rendir a los pueblos por hambre, dificultades y carencias para obligarlos a abandonar su camino soberano.

Es por eso que al diálogo nacional vinculante, que nos permite recuperar la soberanía política, y a la nacionalización del comercio exterior, que nos permite avanzar en la independencia económica, agregamos nuestro tercer punto de “Red Federal de Economía Pública”, como vector principalísimo de la justicia social.

3-Red Federal de Economía Pública

El tercer punto, refiere a la creación de un Régimen Federal de Economía Pública. Por supuesto, esto tiene que ver con abrir una trayectoria gradual hacia el modelo de desarrollo e integración nacional y social que aspiramos a construir en el tiempo.

Cuando planteamos que hace falta un nuevo proyecto nacional, lo planteamos en términos de soberanía pero también de participación, protagonismo y compromiso armónicos de todos lo sectores sociales con el modelo de desarrollo, sin dejar a nadie afuera.

Avanzar en la creación de un sistema de empresas testigo de gestión mixta, estatal/cooperativa, no solo cumple con la función de desmonopolizar y fomentar la sustitución de importaciones, así como facilitar el agregado de valor a las economías regionales, sino que también ayuda a combatir el desabastecimiento, la inflación y brindar plena participación a los excluidos, a los trabajadores, los sectores profesionales y productivos, en el modelo de desarrollo nacional, haciéndolos protagonistas del mismo, y ya no como meros beneficiarios de políticas focalizadas de supervivencia en la marginalidad y la indignidad, o como simples oferentes de productividad para las políticas de saqueo y vaciamiento nacional.

Hablamos de crear empleo masivo de calidad e impulsar experiencias de autogestión público-privada bajo la orientación de promover una administración responsable de los beneficios del trabajo y la producción, liberando progresivamente al estado de la obligación de grandes inversiones en asistencia social directa.

Estamos convencidos por la triste experiencia cotidiana y por evidencia histórica, que gran parte de la cúpula empresaria argentina, asociada económica y políticamente con el capital financiero y los instrumentos políticos e institucionales concretos de la dependencia, no solo en general no se subordinará a una estrategia de desarrollo nacional, sino que la combatirá activamente, política y económicamente. Frente a eso, necesitamos impulsar un actor económico enraizado en el interés nacional capaz de garantizar producción, productividad, precios y abastecimiento entre otras cosas, al menos para sostener el funcionamiento básico del país durante la etapa de transformaciones y cambio de régimen, aunque su proyección trascienda la emergencia y sea de carácter estratégico. Ese actor económico y social capaz de sostener los cimientos del proyecto nacional, lo ciframos en la alianza virtuosa entre los trabajadores que la economia de la dependencia es incapaz de absorber y que hoy descarta de plano, el movimiento obrero organizado, los profesionales con voluntad productiva y creativa, las instituciones de innovacion, ciencia y tecnología, el estado en manos nacionales, y los sectores de la economía privada con voluntad de subordinarse a un proyecto nacional.

De este modo, los excluidos dejarían de ser un “doloroso problema irresuelto” como se postula desde las visiones que se plantean la administración progresista de la crisis, para ser solución productiva y protagónica en los marcos de un proyecto verdaderamente nacional.

Construir una red de economía pública de asociación social, estatal y privada, para garantizar el funcionamiento del país independientemente de las extorsiones del capital financiero y su modelo de desarrollo colonial, anti industrial y de saqueo, lejos de ser un disparate, es una necesidad histórica y política de la Argentina.

Es decir, un poder capaz de garantizar previsibilidad al proceso económico, productivo y de inversión, previsibilidad que la confrontación entre el poder político nacional y la matriz productiva presente, jamás podría ofrecer si no es en base a la rendición y la consolidación de la dependencia.

4-Nacionalización de los sistemas de justicia, inteligencia, seguridad y defensa nacional

Los instrumentos son muchos y variados, pero fracasados sus intentos políticos y sorteados los desafíos más complicados del proceso económico, la política principal del enemigo en su plan de desestabilización de los proyectos nacionales, pasa por la utilización de su capacidad de penetración en los instrumentos del poder profundo del Estado colonial: la Justicia Federal, los servicios de inteligencia, las fuerzas de seguridad y las Fuerzas Armadas, desde los que puede desatar no solo conflictos interinstitucionales y golpes de estado en sus distintas variantes, sino operar acciones de falsa bandera con intención de promover el disenso y el enfrentamiento social. Y si esto no funciona en su misión desestabilizadora, recurrirá sin lugar a dudas al conflicto militar abierto, directo o por intermedio de terceros.

En nuestro país este nivel de infiltración y práctico control de los organismos de justicia federal, inteligencia y seguridad nacional, es harto conocido por todos e incluso expuesto, ya no solo por quienes lo denuncian, sino por los mismos agentes del poder colonial, que deambulan sin ruborizarse por cuanto evento realicen las embajadas de la tríada EEUU-Israel-Gran Bretaña.

Del mismo modo y por su rol esencialmente disolvente, antinacional y antipopular, está demás concluir en su papel respecto de la connivencia de estos organismos de seguridad nacional y justicia con el crimen organizado, nacional e internacional.

Hay que cortar las manos del ocupante y de los enemigos de la nación: en los sistemas de seguridad, inteligencia, en la justicia federal y en la defensa nacional, establecer nuestra propia doctrina, sacarnos de encima el tutelaje del Comando Sur, cerrar la embajada Británica, expulsar a las agencias de inteligencia del enemigo en territorio nacional, degradar las relaciones diplomáticas con estos 3 estados enemigos, y establecer una frontera infranqueable entre Estado y crimen organizado de la mano de políticas públicas activas y de la más amplia participación popular.

En un mundo cada vez más inestable e inseguro por la acción hegemonista y arrogante de las potencias, nuestra patria rica en recursos naturales y débil en su capacidad soberana de defenderlos de la voracidad imperialista, se enfrenta a una serie de desafíos geoestratégicos que potencian los riesgos y desafíos existenciales. El acuerdo militar de defensa común británico-chileno a medida que nos acercamos al fin del tratado antártico presenta peligros ciertos de proyección continental de la ocupación, así como la creciente presencia norteamericana en la cuenca del plata estableciendo acuerdos con nuestros vecinos, pone en serios problemas nuestra posibilidades de recuperación soberana pacífica de nuestro comercio internacional.

Recuperar nuestro sistema de defensa, inteligencia y seguridad con participación de todo el pueblo para una política geoestratégica soberana e integracionista, es objetivo fundamental y prioritario para cualquier intento serio de proyecto nacional.

5-Incorporación de la comunidad a la lucha contra el narcotráfico y emergencias nacionales

Específicamente este punto es una seña particular de nuestra organización, absoluta e indisolublemente ligado a la lucha cultural en el terreno de los valores y las normas de convivencia social.

Hay que terminar con la indolencia, la hipocresía y hablar de frente a la sociedad restableciendo un pacto común, mutuo y recíproco, de esfuerzos, sacrificios y cohesión para la construcción de un buen vivir. Sanear el territorio no es asunto privativo de las fuerzas de seguridad, es en primer lugar, asunto del pueblo que sufre las consecuencias más atroces de la impunidad del crimen organizado y por supuesto, de su dirección política. Sin el llamamiento a un fuerte compromiso popular no hay Estado que alcance, y todo intento de saneamiento institucional, caerá en el saco roto de la impotencia, el derrotismo y la resignación corrupta y corrompida si no hay un firme y activo sostén y compromiso de las familias, las comunidades y en particular, la juventud.

Así como recurrimos a la movilización popular como método para la consolidación del poder político de la nación con el diálogo vinculante, del poder económico-social con el régimen de economía publica y del poder militar con la política de defensa y seguridad, hacemos foco en la lucha cultural alentando a la batalla por el rescate y la solidaridad restableciendo el poder y la responsabilidad de la comunidad en su propio proceso de reparación y reconstrucción. Los lazos solidarios del pueblo con el pueblo se desgarran a pedazos e impiden toda perspectiva de futuro si la droga, la violencia, los vicios y los excesos se siguen adueñando de la dinámica de las relaciones sociales dominantes en la comunidad. La narcoviolencia y las emergencias nacionales son dos puñales que al mismo tiempo que desangran a nuestras comunidades, brindan oportunidades para su consolidación solidaria y orgánica si los valores, el amor y el compromiso colectivos orientan la lucha por un futuro y una sociedad mejores.

He aquí una explicación sintética de los 5 puntos que componen nuestro programa para un nuevo Proyecto Nacional.

 Marzo 2023

 

sábado, 13 de abril de 2024

SOLIDARIDAD CON LA FAMILIA VILLALBA. NO A LA EXTRADICIÓN A PARAGUAY

 La Organización para la Liberación Argentina repudia el accionar del gobierno nacional y de ciertos "jueces" ante los atropellos y vejaciones sufridos por la familia de patriotas paraguayos Villalba y se solidariza con esta familia en estos momentos amargos.

Siguiendo la línea del ente terrorista que bombardeó el consulado iraní en Siria y que comete un genocidio en Palestina; siguiendo la misma línea de los que asaltaron la embajada de México en Ecuador y que han hecho de Ecuador un antro del narco; aplicando la doctrina sionista que en Paraguay asesina, veja y desaparece infantes, como ha sucedido con varios de los niños de la familia Villalba, y que acá en Argentina pretende seguir atropellando toda legalidad y principio moral; es que un "juez" corrupto como Ercolini ordena allanamientos y detenciones, pasando por encima del estatus de Refugiado que el mismo Estado del que el "juez" forma parte, ha establecido para los Villalba.

Afortunadamente, los detenidos de manera anticonstitucional luego fueron liberados por otros jueces que, en este caso sí, respetaron las normas jurídicas vigentes.

Es indignante pero, lamentablemente, no sorprendente, que esto suceda en la Argentina hoy, con un presidente que actúa de manera totalmente hostil contra nuestro país y nuestro pueblo y que es fanático de la ideología antinacional del supremacismo religioso anglosionista. Indignante pero no sorprendente en un gobierno que invita a participar de la reunión de gabinete nacional al embajador del ente genocida autodenominado "Estado de Israel", ente siempre hostil con nuestro país en todo foro internacional, e hijo putativo del Reino Unido de Gran Bretaña, que es el mayor usurpador de territorio argentino y coautor, junto con los Estados Unidos e "Israel", de las masacres de palestinos que todos los días conmueven de indignación a las personas y dirigentes conscientes del mundo.

La Organización para la Liberación Argentina rechaza los intentos de extradición del gobierno vasallo de Paraguay y repudia la criminalización y persecución de los que luchan denodadamente por la independencia nacional y la justicia social, como es el caso de la familia Villalba.

Más temprano que tarde, por la lucha inclaudicable de los pueblos de Nuestra América, amanecerá el sol radiante, como el de nuestra patria bandera de guerra, de la genuina libertad y justicia.

¡RESPETO POR EL ESTATUS LEGAL DE LOS VILLALBA!
¡NO A LA EXTRADICIÓN A PARAGUAY!
¡UNIDAD CONTRA EL IMPERIALISMO!